En la cuadra de Bolívar al 800, los vecinos se sorprendieron al ver el hueco de un enorme liquidámbar, que se encuentra en la vereda, cubierto con cemento. ¿Ese hecho que se repite en varios lugares de la ciudad es un acto vandálico más en el arbolado urbano o tiene otro fin?
En el artículo 3 de la ordenanza municipal 2432 de Arbolado Urbano se detalla que queda prohibida la poda y/o extracción de árboles sin la autorización expresa de la municipalidad, como también ocasionar daños de cualquier tipo, como la fijación de elementos extraños (clavos, alambres, ganchos, carteles, entre otros), barnizar, encalar o pintar (cualquiera sea el material utilizado) troncos y ramas. Por ello, Carlos Arnedo, secretario de Servicios Públicos Municipal, sostuvo que a los responsables de este hecho (el de rellenar un árbol con cemento) se los debe multar, como ya lo han hecho en otras oportunidades.
Dos expertos en arbolado opinaron que no se trata de un acto vandálico, sino una práctica de buena fe pero equivocado. “La gente a veces lo hace como medida correctiva. Pero no es bueno: el árbol sigue creciendo y el cemento se va traccionando”, detalló Ana Levy, bióloga y titular del Jardín Botánico de la Fundación Miguel Lillo.
“El árbol que tiene huecos por diferentes motivos puede ‘curar’ esas lesiones con un fenómeno que se llama compartimentalización: forma en esos lugares unos librillos. También genera sustancias químicas para defenderse de insectos u hongos. De esa manera retarda el efecto de la enfermedad que tiene. El cemento no le permite defenderse”, opinó Pedro Buiatti, presidente de la Sociedad Amigos del Árbol de Tucumán. El ingeniero agrónomo dijo que lo que se debe hacer en esos casos es colocar una malla para que siga respirando el tronco y para evitar que le arrojen basura o le prendan fuego (“algo muy común en Tucumán”) y hacer un seguimiento para determinar si ese árbol no ha perdido estabilidad.
Los propietarios de la casa frente a la que está el árbol contaron que hace unos años un taxi se incendió al lado del liquidámbar y eso lo afectó: se quemó la parte interna. Con la intención de salvarlo y evitar que se caiga sobre un transeúnte, pidieron asesoramiento a un ingeniero agrónomo Raúl Neder. “Es una técnica muy conocida en Estados Unidos. Se la aplica en árboles que han quedado huecos, como el de la Bolívar. Allí se incendió un taxi y le quemó el cilindro central, que cumple la función de columna. Luego se puso acuoso y se pudrió. La familia quería salvar el árbol, entonces le sacamos el tejido muerto y podrido, se le hizo una especie de encofrado y se lo rellenó. Volvió a recuperar su columna. Es una técnica poco conocida acá”, detalló Neder.